Escribo severamente trasnochado, más de lo normal, ya lo de “es tarde” no aplica, ahora “es temprano”. Escribo sin tema, sin meta, escribo porque una gripe galopante alteró mis horarios, porque el trabajo acumulado no me deja pensar en historias, porque una semana bajo tutela literaria me hizo recapacitar la manera en que enfrento una hoja en blanco, real o virtual, porque no puedo posar mi cabeza sobre la almohada sin decir algo.
El shuffle del Itunes me sorprende con una ecléctica selección de temas que me jalan en diferentes direcciones, canciones grises, negras, azules y rosas; cada una con su historia, cada una con sus razones para ocupar un espacio en el disco duro de mi ordenador, cada una ligada estrechamente a algo que viví, o viviré; con nombres y apellidos, en noches de copas y carne trémula, sólo en algún parque.
Hoy tengo que decir que no tengo nada que decir, me encuentro en estasis, caigo en cuenta que pasa el tiempo por los numeritos del calendario, no por moverme yo en éstos días. La vida de otros continúa, hoy más que nunca para muchos, vivo a través de ellos y sé lo que me estoy perdiendo. Amigos que hoy saben que deben comprar ropita rosada para la niña que esperan, amigos que hoy están en la zozobra de no saber si habrá un niño dentro de nueve meses, amigos de amigos que dejan de existir por el capricho sanguinario de un delincuente, amigos que cuentan sus experiencias de sábado pre-apocalíptico, de resaca dominguera y de lunes aburrido, amigos que se confiesan parte de un hexágono amoroso cuyo vértices no coinciden en el mismo punto, amigos que leen éstas líneas y nunca me dirán nada, amigos que tienen la necesidad imperativa de decir todo lo que hacen, en todo momento, con pensamientos prestados y declaraciones amorosas a vox populi y ad nauseam, en Facebook.
La ciudad sigue viviendo, despierta teñida de gris, con vientos de lluvia mediterránea, las gentes poco a poco tomando la calle, unos abrigados con ropas pre-otoñales, otros todavía negándose al frío inesperado con pantalones cortos y sandalias. Mis anfitriones de vivienda temporal por reubicación también comienzan su día, con pasos torpes en busca de café para terminar de abrir los ojos y disolver la telarañas que los inmovilizaron por ocho horas. Ellos comenzarán su rutina, yo terminaré la mía.
Hoy no hay prosa poética, imágenes poderosas, desenlaces inesperados, o decretos mediocres sobre ritos y costumbres, hoy sólo ejerzo mi derecho de decir lo que me da la gana, y existir escribiendo, hasta mañana por lo menos.
no quería ser uno de los que lea esto y no te diga nada pero tampoco tengo mucho que decirte hoy. tú terminas tu rutina y yo con ganas de que termine la mía, aunque recién empezada… soy de las negadas al fin del verano, con pantalones cortos y sandalias, aunque con un sweter para disimular la temperatura… iré alimentarme aunque con pocas ganas… ya nos veremos 😀
"Hoy tengo que decir que no tengo nada que decir", yo te quiero decir que has dicho muchísimo. A day in the life, extraordinaire.Absolutely BB King!
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Muchas veces es mejor no decir nada… recuerda que callar es de sabiosTe mando muchos besos
Para no tener nada que decir, dices mucho, de hecho hasta trasladas sensaciones que esta tarde gris hacen eco en mí. Ya quisiera yo no tener nada que decir y decir tanto. Esta semana pasada ha sido de mucha presión, en cierta forma. Conocimientos, pensamientos, escritos, todo revuelto con el paso rápido de los días. Yo creo que aún nos costará un poco asimilarlo, Saul y si que revisaremos nuestros escritos con nuevos ojos. Y eso como está escrito en alguna parte: es bueno. Ahora cuando leo a los demás, que a mi misma aún no he empezado a releerme me doy cuenta de las cacofonías, de los verbos que yo llamo comodín, de imágenes a las que les falta o les sobra algo. Sigo pensando que es bueno y que debemos conservar esa manera de leer, que yo al menos voy adquiriendo poco a poco. Te lo dije la semana pasada y te lo digo ahora, me encanta esta manera de escribir tus cosas, fresca, directa pero también literaria. Ya sabes "visión y lenguaje literario".Un abrazo.
Es la esencia de un día para alguien que no se contiene de escribir, que es lo que le gusta, que es lo que le llena…aun cuando no tenga nada que decir. Bravo.