Estoy en una ciudad que con cada paso te regala muchas historias para contar pero se le olvida darte el tiempo para escribirlas. Hastío por exceso, no por defecto. Abruman los caudales de gente, los menús en cuatro idiomas, las estatuas vivientes, los músicos de calle, los vendedores ambulantes, los tatuajes, los mapas desplegados en las aceras como velas buscando la dirección correcta.
Llevo veinte días donde he tenido que hacer un esfuerzo para no naufragar en el facilismo del “lo dejo para mañana, hoy mejor salgo y vivo”. Me refugio ahora en un local escondido, apropiadamente llamado “La Clandestina”, para huir del ruido y obligarme, con un par de cafés y cigarrillos, a escribir.
He tenido la suerte de haber estado antes en ciudades así, donde pasa todo, todo el tiempo, como Londres, Nueva York, París o Roma; esconderse en ellas me parecía más fácil, perderse del rebaño turístico se lograba con evitar ciertas calles, pero Barcelona te engulle y asimila sin miramientos, sin piedad. Siempre hay algo que hacer, una película por ver, un trago que tomar, comida por probar, un concierto/performance/gig/recital que ver, sin repetir, sin aburrirte del mismo sitio, así caigas eventualmente en la rutina inevitable del vivir, basta con cambiar de calle para tener una ciudad nueva, gente no faltará, el calorcito veraniego propicia su generación espontánea, moscas que pululan sobre una tierra con comida de sobra, y crean a su vez otras moscas, otras moscas, otras moscas.
Tengo amigos y conocidos aquí, pero mi única compañía constante es la música; la que hila mis encuentros, comidas y trámites consulares. Tantas canciones he oído por estos lares; unas marcan el ritmo de slalom que llevo esquivando cuerpos al caminar, otras me cambian la cara con recuerdos y olores, algunas quedan impregnadas con nuevos momentos, para ser recordados en otro tiempo, en otra ciudad.
Hablar de canciones me lleva a mi primer viaje a Barcelona, hace casi dos años. Venía primerizo a dar un paseo de pornografía edilicia (lean bien), aquí casi todos los nombres del Star System arquitectónico pasado y presente han hecho o van a hacer algo. Al llegar a la estación de tren mi Ipod decide aclimatarme musicalmente con Joan Manuel Serrat. Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya, reza la primera estrofa de “Mediterráneo”, no es una estricta exaltación a ésta ciudad, pero al oirla salgo a caminar de la mano de un catalán que me muestra orgulloso con sus notas lo que es vivir a orillas del mar.
Me bauticé con Gaudí en la Sagrada Familia, comulgué como hijo de la modernidad con Mies Van der Rohe en el Pabellón de Barcelona y me confirmé como ciudadano contemporáneo con Miralles y Tagliabue en el Mercat de Santa Caterina. Era y sigue siendo imposible no envolver en un manto litúrgico el vivir y tocar la arquitectura que pasé toda mi carrera estudiando, admirando; a pesar de que mis engranajes ya no se mueven tanto por el afán de crear espacios, más bien por vivirlos, pero es difícil negar el oficio.
Vuelvo a la clandestinidad, donde mato éste writer’s block inducido por exceso de actividad a punta de cafeína y nicotina, mientras espero una llamada que no llega y me debato con el seguir agregando anécdotas a mi vida o retirarme derrotado a la casa donde soy un refugiado político hasta hoy, ya mañana se me acaba la guachafita, ya mañana vuelvo a la ciudad donde me esperan las cuatro cajas que guardan mis pertenencias, y donde sigo de okupa, pero con otro código postal, por los momentos…
Los soundtracks de Barcelona… Great post!
wow! niño.. i like it ! prometo leer más tu blog.. besos !
Primero: bonito logo.Solo queria dar un vistazo a lo ultimo q habias escrito, sin tiempo quise dejarlo para leer mas tarde. No pude, me enganchaste. Me alegro de leer una vivencia tuya escrita en primera persona, a sido mas cercana y se siente mas. ademas si no hubiera sabido q eras tu, seguro te hubiera encontrado entre estas palabras.
Ah….me has dado en una parte tan cercana…Barcelona! Que ciudad… que gente…que todo! Me fascino! Disfrútala, bébela, cómela y siéntela….de España es de las ciudades que mas me cautivo…