En Blanco.

Te despiertas con un primerizo rayo de luz. Muda, ciega, buscas tu libro blanco. Nada se debe escapar; nada. El bolígrafo está donde siempre lo dejo, desenfundado, ligeramente ladeado, listo, para ti, para que nada se pierda en el camino, de tus sueños al papel. Maldices al ave egoísta que decide saludar el alba rompiendo tu trance. No lloras frustrada como antes, resoplas, me decapitas con la mirada, y tomo el libro blanco, en blanco, como siempre; lo coloco a tu alcance, para mañana. Más tarde insistiré en que uses tapones en los oídos para mejorar el aislamiento. Luego me dirás que no entiendo, que me burlo de ti, que no sé por lo que pasas. Nunca te diré que tengo ocho años haciendo todo más fácil; para ti, para tu libro liso. No duermo contigo ya, velo tus noches inquietas. Tu libro sigue vacío y tú sin estar aquí.

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