La resolana me quema los ojos; el sol brilla, inclemente, radiante, no hay sitio que me resguarde lo suficiente. Hoy de todos los días; hoy lo que necesito es lluvia, para ahogar el dolor, para lavar lágrimas. Este lugar se niega, la música festiva se niega, las decoraciones estridentes, el olor de dulces recién hechos y flores nuevas me gritan que no. No hay espacio para mi pena; no hoy, no cuando los vestidos de la gente anuncian la fiesta, no cuando al parecer soy el único que no tiene nada que celebrar.